Lo artesanal es una corriente cada día más fuerte en todo el mundo. Recuperar los valores de calidad, cuidado y tradición ha pasado de ser una cruzada a toda una tendencia global y no hablo solo de la moda ni de vestirse de artesanías; hablo de todo: los restaurantes artesanales, tratamientos de belleza artesanales, maquillaje artesanal, prendas y accesorios artesanales, decoración artesanal, mobiliario artesanal, etc. ¿Todo esto les suena familiar?
Antes de continuar quisiera hacer una aclaración que se me hace muy importante; cuando, en el párrafo anterior decía que no me refiero a artesanías, quiero hablar no de esos souvenirs típicos de alguna región o etnia; sino de productos hechos a mano, con técnicas tradicionales, cero producciones industriales y cuidado único en la producción, incluso hablo de lujo y exclusividad, porque algo hecho por las manos del hombre es difícil que sea replicado exactamente igual, como si lo haría una máquina.
Pero, ¿De dónde viene toda esta revolución de volver a las raíces? Hace uno años, cuando viví en Italia, veía cada mes como surgían nuevos negocios de confituras y mermeladas orgánicas y artesanales, al igual que perfumerías, tiendas con productos de belleza, etc, todas con esta característica: Artesanal. Para mi era bastante curioso ya que en Colombia, un país más influenciado por Estados Unidos y su consumismo, todo lo “viejo” y lo tradicional en muchos casos era visto como aburrido y desechable, debía sin duda ser cambiado por algo nuevo, empezando por una casa, que si tenía más de 20 años era un vejestorio (y el edificio donde yo vivía en Milano tenía más de 150) y para las personas era preferible muchas veces comprar cosas industriales que hechas a mano, no solo por cuestión de costo sino porque tenían la creencia que eran de mejor calidad.
Un día cualquiera, aún en Milano, me puse una falda cruda de rayas negras que había comprado en una feria de Artesanías de Colombia, a una señora que hacía faldas para los bailes típicos de nuestro país y casi no me la vende porque según ella no estaba terminada (la compré antes que le bordara cualquier cosa típica); solo era una falda hecha a mano; lo extraño, es que ese día todo el mundo tuvo que ver con ella, mis compañeras de clase preguntaban de donde la había sacado y hasta un par de señoras (muy elegantes por cierto) en la calle me preguntaron, al final del día, una de mis amigas italianas me dijo la frase con la que entendí todo el furor “Que falda tan hermosa, se le nota lo artesanal”. Con este suceso en particular y escuchando luego muy atentamente a mis profesores, compañeros y gente en la calle comprendí el valor de lo artesanal y como un país como Italia lo ha sabido explotar tan bien que fue su puerta de entrada al mundo de la moda para convertirse en los segundos después de Francia en menos de 1 siglo (Francia lleva la moda en las venas desde hace varios siglos).
Los artesanos italianos, expertos en marroquinería y calzado, entrenados para bordar y confeccionar fueron quienes hicieron grandes y reconocidas sus marcas de lujo, e incluso varias de las marcas francesas, ya que muchas de ellas producían en Italia, parte de la imagen del “Made in Italy” estuvo respaldada en la calidad sus producciones hechas no solo por mano de obra calificada, sino artesana. Muchos me dirán que ellos, acostumbrados a bordar para duques medievales o burgueses renacentistas como no iban a ser más expertos que nosotros para esos trabajas, y si, es cierto; pero el valor de lo artesanal habla de volver a las raíces, a buscar como nuestros ancestros tejían sus abrigos o fabricaban sus herramientas y por supuesto, como lo han intentado hacer varios diseñadores nacionales colaborando con artesanos de distintas etnias y comunidades de nuestro país, pero sin quedarse en la literalidad de las molas, la mochila wayuu o el collar indígena; ya que quizá es eso lo que a muchos molesta y termina siendo una artesanía más (que curiosamente los extranjeros aman).
Que en Colombia ya muchos estén en esta onda artesana tiene todo que ver con las tendencias que nos llegan desde afuera, pero también con esa búsqueda interior que explica la tendencia luego de haber llegado al 2013 y ver que el mundo no se acabó; y aunque para muchos suene ridículo y hasta supersticioso, es cierto que toda esta energía e influencia que seguramente en parte nos llegó de Europa como casi todas las tendencias, responde a la búsqueda de nosotros mismos y al cuidado con nosotros y con el entorno, a que el lujo es algo que va más allá de solo cosas costosas, habla de cosas únicas e irrepetibles como lo puede ser cualquier tipo de pieza o producto hecho artesanalmente sin importar su precio.
Como lo decía en un post anterior, el mundo está mirando hacia America Latina, buscando nuevas raíces y formas artesanas que interpretar, hacemos parte de la tendencia, una tendencia que no es solo moda, habla de estilo, de una forma de vivir, la pregunta acá es ¿vamos a dejar que otros la interpreten por nosotros? o nos vamos a apropiar de nuestras raíces, para por primera vez pensar no solo en seguir la tendencia desde los ojos de otros, sino en reinterpretarla, abstraerla y construirla?
Yo soy una fan de la artesanalidad y de todo lo que se diga hecho con las manos del hombre, que tenga su energía y emoción y la cura en los detalles, solo por esto bienvenida sea esta tendencia que desde hace ya un tiempo nos inunda y ojalá haya llegado para quedarse y reinterpretrarse en todos los espacios y aspectos de la vida.
Para cerrar quiero decir que artesano en ningún momento quiere decir barato ni falto de glamour o elegancia. Ahhhhh y por si acaso, la imagen de este post la encontré en Pinterest al buscar “moda artesanal”.
Me encantó este post…